Qué hacer al momento de tomar posesión de una vivienda alquilada para los días de descanso. Qué medidas tomar para no caer en estafas.
El alquiler temporario evoluciona a un ritmo acelerado en la Argentina. Diversas fuentes que analizan el mercado estiman que entre 2019 y 2024 el sector habrá crecido por encima de un 40%, llegando a ocupar un 17% del total de las operaciones vinculadas a la renta.
¿Qué motiva este crecimiento? Muchos estudiantes que viajan para hacer especializaciones o bootcamps, estadías corporativas y, sobre todo, vacaciones. Justamente en la Argentina estamos entrando en la temporada alta de los días de descanso, y por eso vale la pena preguntar qué sucede si al llegar la vivienda no está en las condiciones acordadas.
Lo más recomendable es contratar un alquiler temporal con una inmobiliaria para mayor confianza y seguridad de la operación. “Esto sucede porque el inquilino tiene una sola persona a la que reclamarle, y si ésta no lo resuelve queda perdiendo días de descanso. En cambio, con las inmobiliarias hay una instancia de garantía que ofrecen estas empresas, quienes revisan las condiciones de los inmuebles”, indican desde el sector.
“Es muy importante fijarse bien a quién le alquiló una casa, por ejemplo, debo tener a la vista la dirección de la casa para poder buscarla en Google Maps y pedirle al propietario que nos envíe un video actual de las condiciones de la casa”, aconseja Oscar Puebla, arquitecto y broker inmobiliario.
Y agrega: “hoy esto es algo de manual, si un propietario se niega a dar datos concretos como foto del DNI, fotos de la casa y los nombres del banco para hacer el depósito no coinciden con el propietario, entonces hay que tener mucho cuidado. Esto puede ser un fraude, lo barato sale caro y hay que estar muy atento”, afirma Puebla.
Entrar a la casa
Como ya mencionamos, “lo mejor es alquilar con una inmobiliaria reconocida, que se haga cargo de las reparaciones o de buscarnos una casa en mejor condición”, advierte Puebla.
Otra costumbre que algunos tienen cuando firman contratos con dueño directo es poner pautas que ambas partes deben respetar. Esto incluye el día de entrada y salida, así como las condiciones del inmueble y su equipamiento.
Sin embargo, Puebla resalta que si bien existen “pautas de cumplimiento mutuo, esto en realidad no ayuda cuando ya se cayó en una trampa o estafa”. Y esto incluye tanto el llegar al lugar y que no coincida con las fotos, como que sea mucho más pequeño o que incluso no exista.
“En ese caso existe la posibilidad de reclamar daños y perjuicios. Habrá que evaluar cada caso para ver si amerita iniciar este tipo de acciones, de las cuales también resulta responsable el Corredor Inmobiliario (en caso que haya intervenido alguno), por haber comercializado un inmueble que no cumplía con las condiciones publicadas u ofrecidas”, afirma Enrique Luis Abatti (h), abogado del Estudio Abatti-Rocca.
Según este especialista en temas legales, “como primera medida -y de ser posible- hay que dejar constancia en el contrato de las condiciones reales o faltantes que existan en la propiedad”.
De no ser posible, Abatti señala tres caminos:
- No suscribir el contrato y devolver la propiedad, reservándose el derecho de iniciar acciones legales.
- Aceptar la propiedad y pedir una reducción del precio
- Aceptar la propiedad y si las circunstancias lo ameritan (por valor del alquiler y magnitud de los incumplimientos), tomar tenencia del inmueble y hacer un registro fotográfico con intervención de escribano para luego reclamar judicialmente daños y perjuicios.
Por último, lo recomendable es prestar especial atención al entrar a la vivienda y verificar que se cumple todo lo previsto. Incluso, se puede pedir al representante de la inmobiliaria que se quede durante este proceso. “Hacer esto es fundamental para no perder en el futuro lo que uno deposita como garantía, además de no pasar malos momentos que pueden arruinar, al menos, parte del tiempo de vacaciones”, concluye Puebla.
Ahora sí, con todos los cuidados tomados, ya es posible dedicarse a descansar.
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Por: Marysol Antón.
Imagen principal: Lila Otamendi para Unsplash
