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Cuando comprás tu primer vivienda para ofrecerle un hogar propio a tu familia, la elegís de acuerdo a las necesidades de los integrantes (habitaciones necesarias, zonas cercanas a escuelas, plazas, entre otras), sin embargo cuando tus hijos ya crecieron y empiezan a hacer su propia vida, llega un momento difícil en el que te preguntas: “¿Esta casa es muy grande para nosotros?”.

De acuerdo con la psicóloga Laura García, cuando los hijos anuncian que se marchan ya sea por independencia, estudios, trabajo o para iniciar su vida en pareja, comienza otra etapa difícil en la vida de los padres y se pueden presentar sentimientos negativos, ésta condición tiene por nombre Síndrome del Nido Vacío.

Por lo general, algunos padres no reciben con felicidad la noticia de que los hijos dejen su hogar, “pueden experimentar sentimientos de soledad, nostalgia, tristeza, desmotivación, trastornos del sueño, su autoestima se puede ver afectada e incluso pueden desarrollar síntomas asociados a la depresión”, indicó la especialista.

Entre los patrones de conducta que se suelen contemplar están: planear todas las cosas que te hayas prometido hacer algún día, forjar nuevas amistades o revivir las antiguas, iniciar un nuevo pasatiempo e incluso hay quienes contemplan vender la casa donde viven para comprar una nueva que se adapte a lo que se cree que serán sus necesidades (que sea más chica, que esté lejos del caos de la ciudad, que esté cerca de la playa, que sea un departamento, etcétera).

Si estás pasando por esta difícil etapa de la vida es importante no tomar decisiones erróneas, por ello, es recomendable analizar las siguientes variantes si tus hijos ya volaron de casa y estás pensando venderla y/o mudarte a otro inmueble:

Menos gente=menos necesidad de espacio, puede ser un error. Ahora que tus hijos no están, es normal que veas tu casa muy grande y desees cambiarte a un inmueble más chico; sin embargo puede que estés perdiendo de vista que al paso del tiempo la familia crece y probablemente una casa chica no sea suficiente en tus reuniones familiares.

-Necesitas una casa que empate con tu ahorro para el retiro. Lo común es que tus hijos migren de casa cuando ya tengan edad suficiente para una vida completamente independiente, lo que significa que vos ya estás en una edad madura y donde es necesario que comiences a vislumbrar todas las vertientes de tu retiro. Esto hace necesario que contemples mudarte a una casa que genere gastos que vayan acorde con los ingresos que tendrás en tu jubilación.

-Un hogar cómodo para ustedes. Muchas personas suelen pensar que con un departamento es suficiente, y probablemente así sea, pero -retomando la idea de que será un inmueble donde estarás hasta una edad avanzada- estar en el quinto piso no será una situación cómoda y favorable. La mayoría de quienes contemplan cambiarse de casa cuando los hijos se van, lo hacen con la idea de que después de esta mudanza ya no volverán a cambiar de hogar; por esto es necesario que contemples todas las características del inmueble que elegirás y pienses si te ves cómodo ahí en mucho tiempo.

-“Me voy a la playa”. Probablemente cuando ya no sientas obligación alguna sobre tus hijos llegue a tu cabeza la idea del retiro ideal en una casa cerca de la playa. Esta es una decisión que debes tomar con cautela, tener una casa de descanso no significa que tengas que vivir ahí siempre; si tus hijos están mudándose a sus propias casas no quiere decir que no quieran verte y las visitas a un lugar que requiere de largos recorridos pueden hacerse poco frecuentes. Además, recuerda que las personas grandes se enferman más seguido, lo que hará que necesites cuidados y atenciones que estando tan lejos de la familia pueden ser difíciles de obtener.

La decisión de si mudarte a una casa con diferentes características a la que tenes por ahora en tu hogar es sólo tuya, sin embargo cuando tu hijos dejen el nido es importante que consideres bien y vislumbres con tranquilidad cómo y en dónde querés vivir más adelante.

Por último, tomá tus precauciones; situaciones derivadas del Síndrome del Nido Vacío pueden hacerte tomar decisiones precipitadas y no muy acordes con la etapa de retiro que en verdad deseas. De acuerdo con la especialista en psicología, Laura García, muchos padres contrarrestan los efectos negativos de la independización de sus hijos preparándose para ello, “así como hay una preparación para la llegada de un bebe, de la misma manera se puede prevenir y realizar diferentes prácticas y estrategias que permitan mitigar la ausencia de los hijos”.

Claudia Córdova

 

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