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La forma de pensar el trabajo cambió,  esto se ve incluso desde antes de la llegada de la pandemia y la masificación del home office. Hace tiempo que las compañías más importantes innovan y repiensan la relación de las personas con sus trabajos y con la forma en que interactúan con el espacio.

Las oficinas, entonces, se transformaron en espacios de inspiración, de networking, de creatividad y de colaboración. Con ello, arquitectos y diseñadores pusieron su cabeza al servicio de los nuevos requerimientos de los equipos, pero también de las personas y empresas mucho más conscientes del impacto que generan en los barrios donde están instalados y en la comunidad que los rodea.

El estilo de liderazgo pasó de la verticalidad a otro paradigma de mayor horizontalidad y sin jerarquías. Según Santiago Peña Fiorda, Business Development Manager de Nómada Workspaces, unidad de negocios de interiorismo corporativo del Grupo Nómada, esto se vio reflejado también en los espacios de trabajo: se dejaron de lado los puestos asignados,  las oficinas privadas gerenciales o de directores y surgieron los espacios compartidos y sin una asignación particular. 

El experto pone como ejemplo el caso de Spotify, donde trabajan en grupos por proyectos: en cada uno de ellos todos pueden traer ideas a la mesa de trabajo. Cada grupo trabaja en su proyecto y tienen una mesa compartida. Lo mismo en Google, donde lo tienen categorizado por escalas, desde el individuo al grupo, del grupo a la agrupación, de la agrupación al “pueblo” o “village” y después la comunidad y luego la sociedad y la ciudad. “Las distintas escalas se van aglomerando”, sentencia.

Según la mirada de Peña Fiorda, las últimas tendencias en materia de espacios de trabajo se conglomeran en tres pilares. Primero, el desafío del trabajo híbrido: cómo integrar a las personas que asisten a la oficina con aquellas que trabajan remoto para que esta interacción sea de la manera más fluida posible. El segundo se refiere a que el espacio de trabajo se adapte a las necesidades del usuario y no a la inversa, una arista que ellos trabajan no solo mediante el mobiliario para una propuesta de trabajo flexible, sino también a través de “tags” de colores. Y el último pilar tiene que ver con el bienestar y la salud mental. “Esto debería estar integrado completamente dentro de la propuesta de valor de la oficina como en nuestro caso es Comunidad Aldea, con espacios para relajación, capacitación, cómo manejar el estrés en el trabajo y el balance entre la vida personal y profesional”.

En línea con esta tendencia que ubica a las empresas en un rol activo y consciente sobre el bienestar de las personas, hoy las firmas trabajan una fuerte agenda de sustentabilidad que impacta también en sus edificios corporativos. “Las empresas que desde su cultura reflejen los valores y principios que motiven a sus empleados y su talento serán las que mejor podrán atraerlo y retenerlo. Varios estudios afirman que los empleados eligen empresas que compartan sus valores. Muchas compañías ya se han alineado con ejes de sustentabilidad, que sabemos que son muy importantes tanto Millenials como para la Generación Z”, aporta Peña Fiorda. En este sentido, las empresas piensan sus oficinas desde propuestas más básicas como incorporar bicicleteros para que los colaboradores puedan estacionar sus bicicletas, hasta inversiones más complejas como optar por edificios con certificaciones. 

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Los pioneros en Argentina

En nuestro país ya se respiran estas tendencias en varios edificios corporativos de primera línea. Uno de los casos más emblemáticos es el de Coca-Cola, ubicado en Vedia al 4000, en el barrio de Saavedra.

Se trata de un edificio de 15 plantas, inteligente y sustentable. Desde su concepción, el edificio fue diseñado para cumplir los más altos estándares de desempeño en eficiencia energética y bajo impacto al medio ambiente, con el fin de obtener la certificación internacional LEED Platinum. Este moderno edificio de 15.000 m2 cuenta con una terraza que alberga paneles solares que contribuyen a este fin.

Además, cuenta con espacios con superficie vegetada con especies autóctonas, que permiten no solo absorber gran parte del agua de lluvia, sino también ralentizar el escurrimiento de agua, que es dirigida a un tanque de recupero de agua de 70.000 litros de capacidad en donde ingresa a un proceso de filtrado para luego incorporarse nuevamente al edificio para descargas en baños, para riego y para el uso de las torres de enfriamiento.

Y en línea con las nuevas modalidades de trabajo, fue ideado con una filosofía 100% open-space, que propicia el trabajo colaborativo en equipo, la integración entre áreas y la agilidad.

En 2018, BBVA Francés inauguró su sede corporativa en Buenos Aires en el polígono Catalinas I y II del barrio de Retiro. Para lograrlo, el banco invirtió cerca de USD 250 millones en esta torre de 33 pisos, de los cuales 23 están destinados a BBVA Francés, donde trabajan más de 1900 empleados de la entidad financiera.

Estas oficinas se pensaron para acompañar el proceso de transformación digital del banco y extraer el mejor partido de la tecnología en beneficio de los clientes. Su diseño en planta abierta pretende fomentar la interacción formal e informal entre los empleados e impulsar el intercambio de conocimiento, con espacios transparentes que favorezcan la agilidad en la toma de decisiones.

Imponente cuando se la ve, cuenta con la certificación LEED Oro y disponen, por ejemplo, de un sistema de impresión centralizado, que permite un entorno de trabajo más limpio y mejora de la calidad del aire, al tiempo que se logra un ahorro de energía y papel.

Mercado Libre, una de las firmas argentinas que se distingue por ser de las preferidas para trabajar, también innovó con un edificio en el polo de Saavedra. Estas oficinas inauguradas en 2019 tienen una superficie de 26.400 m2 y capacidad para más de 2000 puestos de trabajo.

Las oficinas diseñadas por Estudio Elia Irastorza (EEI), BMA Estudio y Methanoia cuentan con múltiples espacios comunes para promover el trabajo colaborativo: cafés, espacios wellness, salones silenciosos, livings y terrazas verdes. Los colaboradores pueden trabajar en escritorios compartidos, salas de reunión, zonas de descanso o en sillones, para conectar con otras áreas de Mercado Libre en un entorno abierto. El equipamiento es flexible y se adapta a diferentes necesidades, a la vez que permite espacios configurables para potenciar la cultura emprendedora y de trabajo en equipo de la compañía.

 

Qué vendrá después

Para la vida post-Covid, Peña Fiorda asegura que aquellas empresas que fuercen a sus empleados a volver bajo un esquema pre-pandemia van a tener grandes inconvenientes. “Sabemos que la vuelta forzosa a la oficina por parte de los empleados que no tengan ningún incentivo para volver puede generar inconformidad y se puede replicar el fenómeno de Estados Unidos, con un alto índice de deserción para los que se vean obligados a volver a la oficina 100% como era antes”, explica y puntualiza que hay que cambiar el mindset y pensar a la oficina con un modelo flexible, con personas remotas y otras presenciales, que es lo que nos dejó como aprendizaje la pandemia.

Además, identifica tres etapas evolutivas para ese momento. La primera con la oficina como la “cáscara” que representaba a la empresa, el contenedor de la infraestructura donde se trabajaba. “Esto evolucionó hacia poner a la persona en el centro con los espacios ‘Google-like’ y lo siguiente que es poner el foco en las interacciones. Los vínculos son el motor para generar innovación, mejores productos, bienestar y fidelización de los empleados”, detalla. El trabajo operativo se va a hacer todo desde casa, pero la parte vincular, la parte del trabajo en equipo, de cultura, no la vamos a poder reemplazar con virtualidad: “La oficina como hub de cultura empresarial y de innovación, hoy más que nunca va a tomar ese rol como propuesta de valor”, concluye.

Imagen principal: Copernico para Unsplash

Por: Eugenia Iglesias.

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