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Repudian la decisión del Gobierno de la Ciudad de prohibir las obras de más de 2500 metros cuadrados. Estas últimas concentran a más del 70% de los empleados del sector.

Las nuevas medidas restrictivas lanzadas el último fin de semana por el Gobierno de la Ciudad, en el marco del avance de una segunda ola de COVID, vuelven a generar un freno en el mercado de la construcción. En principio, por tres semanas, no estarán permitidas las actividades del sector, excepto en las obras de menos de 2.500 m2. Estas obras de mayor dimensión representan el 22% del total del mercado, aunque emplean a más del 70% de los trabajadores del rubro.

La Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos de la República Argentina (CEDU) y la Asociación de Empresarios de la Vivienda de la República Argentina (AEV) repudiaron la decisión del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. En ese sentido, Damián Tabakman, presidente de CEDU, asegura: “El perjuicio que esta medida genera es mayúsculo y nuestras empresas ya no están en condiciones de afrontarlo”.

Para Tabakman la decisión de dividir las obras por su longitud es un error. “Si bien hoy en la Ciudad existen 440 obras de más de 2500 m2 y más de 1600 de menos de esas dimensiones, el 70% de los obreros pertenecen a las de mayor dimensión”, remarca.

 “Creemos que la medida no es apropiada, pues justamente las obras grandes son las que, con total seguridad, no utilizan transporte público, tienen estrictos protocolos de ingreso, turnos, vestuarios y comedores, gracias a lo cual, con los extra costos que ello implica, ha hecho que los contagios en obra sean menores a cualquier otra actividad. Amén de ser las más fáciles de auditar”, detalla por su lado Carlos Spina, presidente de AEV.

Gerardo Azcuy, fundador y director general de Estudio Azcuy, advierte: “Las nuevas restricciones nos caen como un balde de agua fría, la actividad ya cumple tres años de recesión”. 

Al igual que Spina, no está de acuerdo con la decisión del gobierno porteño: “Están justificadas las obras de 2500 metros porque se supone que tienen espalda los desarrolladores y la verdad es que absurdo. Venimos de años de aumentos en los impuestos a bienes personales, a la ganancia a las grandes fortunas, nos suspendieron las ayudas para el pago de sueldo para empleados”.

El protocolo elaborado el año pasado preveía el traslado de los empleados por cuenta de los empleadores, para evitar que se movilizaran en transporte público. “Nos organizamos para el traslado de nuestro personal. Hoy tenemos 270 obreros directos. Compramos camionetas para que pudieran venir a la obra, contratamos micros y la verdad que no entendemos esta decisión”, asevera Azcuy.

Si bien la medida rige hasta el próximo 21 de mayo, para los especialistas del sector sucederá lo mismo que el año pasado y los plazos se irán postergando. “Tenemos una sensación de desamparo total. Sabemos que no son 20 días, sino que esto va a seguir por meses”, indica Azcuy.

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A pesar de la reglamentación del blanqueo de capitales, que esta vez apuesta únicamente al sector de la construcción, el empresario considera que esta medida poco moverá la aguja en este nuevo escenario. “El blanqueo es un tema controvertido, se premia al que no pagó y no es una buena señal para el que sí pagó. Puede servir para gente que tiene un parcial que haga una inversión y eso mueva un mercado muy depresivo. Pero hay un cambio de reglas permanente y es difícil convencer a los inversores para que hagan inversiones en este contexto”, resume.

En consonancia, Gabriel Brodsky, CEO de Predial, arremete contra la medida y sostiene: ”La decisión por prohibir por tamaño es absurda. Las obras grandes que hoy no están permitidas son las que más superficie tienen y, por ende, se trabaja con más espacio entre el personal. Son las que vienen llevando adelante el protocolo sin excepciones”.

“Son justamente estas obras grandes las que hacen mover la economía. Es una tarea compleja reactivarlas y el impacto que provoca es muy negativo. La construcción es necesaria por todas las industrias secundarias que dependen de ella”, resalta el especialista.

En este contexto incierto muchos piensan en apresurar los plazos para entregar cuanto antes las unidades, pero no es una tarea sencilla. “Hay faltantes de productos y tampoco se puede sumar mucho más personal por una cuestión de protocolo. Aquellas que hoy pueden operar son las más chicas y tampoco tienen espalda para hacerlo”, concluye Brodsky.

Imagen principal: Macau Photo Agency para Unsplash

Por: Belén Fernández

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